Tan solo pasaron cuatro años para que algo volviera a retorcerse en mi interior. Todo parecía complicado de afrontar hasta que un día creí haberlo hecho.
Cuatro años tuvieron que pasar para reconocer mis limitaciones, mi escasa capacidad de afrontamiento. No sé cómo escribir esto sin hacer uso de mi glándula lagrimal.
Quizá no fui la mejor persona, la mejor niña, ni la mejor mujer. Quizá te hice desquiciar muchas veces, más de las que me hubieran gustado.
A lo largo de mi vida siempre tuve una buena percepción de ti, me enseñaste muchas cosas, y te enseñé otras muchas. Me enseñaste a amar una tierra que forma parte de mí y a la cual, por suerte, pude conocer. Siempre me defendiste y siempre te defendí. Hice lo que mejor creí que podía hacer, lo que en todo momento creí correcto.
No creo que sea momento de culparme de nada ni de arrepentirme de lo que pude o no pude haber hecho, creo que no es la manera de actuar y eso solo nos produce más daño. Sé que me querías como yo también te quiero, aunque no lo mostrara siempre, pero siempre fue así.
Siento no haber estado ahí en los últimos momentos pero no fui capaz, no podía verte así y no hubiera sabido cómo soportarlo, no me siento preparada. Toda mi incapacidad psicológica para afrontar las cosas se vio reflejado en una burda entrada publicada hace poco en este mismo espacio.
Quizá sea una cobarde por no estar presente, pero quiero que sepas que no puedo y espero que me perdones por ello.
Todo queda en la bella teoría que te enseña a cómo afrontar los declives propios del curso natural de la vida, en eso. En teoría. Hoy a diferencia de hace cuatro años no ha cambiado nada, sigo huyendo y llorando en silencio donde nadie me ve. Por esto trato de expresarme como mierdamente puedo a través de estas pésimas líneas que tratan de definir un poco mi salud mental ahora mismo. Lo cierto es que tengo una mierda de salud mental, peor de lo que creí tener y va a peor; y todo esto con sus respectivas repercusiones a nivel hormono-fúngico.
Entiéndanme de por qué utilizo este medio para expresarme y por qué no lo hago a la cara.
Les diré el motivo: porque soy una cobarde psicológica.
La vida, ese recorrido en el que todos creemos ser meros testigos de la crueldad que el sistema origina. Pero tal vez, lo vivimos de primera mano y el ser espectador es una banal ilusión.
miércoles, 9 de marzo de 2016
sábado, 5 de marzo de 2016
En las últimas
Sé que últimamente mis entradas en este blog han tratado sobre ciencia, tema más que necesario a mi parecer, visto lo visto. Desde que hace unos meses muriera un niño de difteria vi más que necesario alertar sobre el timo antivacunas. También me sorprende que desde blogs comunistas hayan promocionado una entrada apoyando el negacionismo del VIH, me parece inadmisible.
Por otro lado, es bien sabido que llevamos sin gobierno par de meses, y parece que todo va camino de nuevas elecciones. Otra nueva abstención.
Decir que cada vez veo más lejos y diseminada la ilusión que deposité hace 5 años en un proyecto cargado de rabia y ganas por difundir mis pequeñas grandes ideas. Con esto no quiero decir que esas ansias que tenía con 16 años hayan desaparecido, al contrario. He madurado como persona, aunque noto más transparente mi sentido por el arte, la imaginación y ese método que un día califiqué como "escritura automática". Es más, la sigo empleando hoy día, pero noto una cierta inconformidad con lo que mi vida actual se refiere. No quiero publicarlo en facebook como hace la mayoría, no quiero tener un blog de masas que comparta hasta la saciedad para conseguir mil visitas.
Mi sentido crítico mejoró, la racionalidad y el saber qué está bien y qué está mal. La moral. Y lo que es más importante, la ética. La ética de mínimos.
Siento que no estoy conforme al ritmo que avanzan mis días, que no lo aprovecho. Que mi vida se basa en tragarme el discurso de un@ profes@r que se cansó de su parte asistencial y decidió meterse en un aula para decirnos que no quiere ponerse en nuestras manos, que no sabemos nada. Dan por hecho que hacemos las cosas perfectas a la primera, nos evalúan por algo que solo hemos practicado una maldita vez. ¿En serio?. ¿Acaso enfermería consiste en eso? Enfermería es aprender, practicar y mejorar. No se puede pretender que a la primera de cambio seamos los mejores en algo.
Eso sí, la parte psicológica ni hablar. Podemos estar horas hablando de enfermedades terminales, de muerte y de cuidados paliativos, pero nadie nos enseña a afrontar eso. Nadie nos enseña a afrontar y a prepararnos para algo tan crudo y real como es la muerte.
Dan por hecho que por cursar determinada asignatura aprendemos a lidiar con eso. Pero a veces es complicado conjugar lo objetivo con lo afectivo. Ser capaz de mirar a los ojos a alguien que sabes y sabe que va a morir, ser emocionalmente estable para no derrumbarte delante de él. Dan por hecho que somos máquinas que siempre debemos mantenernos firmes y currar más de 12 horas seguidas y sonreír. Pero tenemos que sonreír.
Dicen que con la práctica todo esto mejora, y quizá sea así. ¿Y por qué no? Aun no sé nada, sigo en el cascarón y aun no he visto morir a nadie. Soy virgen.
Lo crudo de elegir una profesión en la que sabes que la muerte va de la mano, así como también la vida hace que en vida personal te replantees muchas cosas. Crees que tienes todas las herramientas para superar cada situación, es que si eres capaz de cuidar a otros cuando están en las últimas, ¿por qué no ibas a poder hacerlo en tu vida personal?. A pesar de todo, somos personas, sufrimos. Pero alguien tiene que hacerlo.
Me queda una semana de clase (teórica) y yo me me pregunto: ¿ya sé lo que tengo que saber?. Pienso que me queda infinito por aprender. Y lo aprenderé.
Banal es ver como se sobrevalora gran cantidad de cosas y se infravalora otras tantas. Presumir de felicidad en las redes sociales mientras tu vida se va convirtiendo en una montaña de mierda, pero total, qué bonito es aparentar. Donde hay más inestabilidad que en el gobierno de España.
Por otro lado, es bien sabido que llevamos sin gobierno par de meses, y parece que todo va camino de nuevas elecciones. Otra nueva abstención.
Decir que cada vez veo más lejos y diseminada la ilusión que deposité hace 5 años en un proyecto cargado de rabia y ganas por difundir mis pequeñas grandes ideas. Con esto no quiero decir que esas ansias que tenía con 16 años hayan desaparecido, al contrario. He madurado como persona, aunque noto más transparente mi sentido por el arte, la imaginación y ese método que un día califiqué como "escritura automática". Es más, la sigo empleando hoy día, pero noto una cierta inconformidad con lo que mi vida actual se refiere. No quiero publicarlo en facebook como hace la mayoría, no quiero tener un blog de masas que comparta hasta la saciedad para conseguir mil visitas.
Mi sentido crítico mejoró, la racionalidad y el saber qué está bien y qué está mal. La moral. Y lo que es más importante, la ética. La ética de mínimos.
Siento que no estoy conforme al ritmo que avanzan mis días, que no lo aprovecho. Que mi vida se basa en tragarme el discurso de un@ profes@r que se cansó de su parte asistencial y decidió meterse en un aula para decirnos que no quiere ponerse en nuestras manos, que no sabemos nada. Dan por hecho que hacemos las cosas perfectas a la primera, nos evalúan por algo que solo hemos practicado una maldita vez. ¿En serio?. ¿Acaso enfermería consiste en eso? Enfermería es aprender, practicar y mejorar. No se puede pretender que a la primera de cambio seamos los mejores en algo.
Eso sí, la parte psicológica ni hablar. Podemos estar horas hablando de enfermedades terminales, de muerte y de cuidados paliativos, pero nadie nos enseña a afrontar eso. Nadie nos enseña a afrontar y a prepararnos para algo tan crudo y real como es la muerte.
Dan por hecho que por cursar determinada asignatura aprendemos a lidiar con eso. Pero a veces es complicado conjugar lo objetivo con lo afectivo. Ser capaz de mirar a los ojos a alguien que sabes y sabe que va a morir, ser emocionalmente estable para no derrumbarte delante de él. Dan por hecho que somos máquinas que siempre debemos mantenernos firmes y currar más de 12 horas seguidas y sonreír. Pero tenemos que sonreír.
Dicen que con la práctica todo esto mejora, y quizá sea así. ¿Y por qué no? Aun no sé nada, sigo en el cascarón y aun no he visto morir a nadie. Soy virgen.
Lo crudo de elegir una profesión en la que sabes que la muerte va de la mano, así como también la vida hace que en vida personal te replantees muchas cosas. Crees que tienes todas las herramientas para superar cada situación, es que si eres capaz de cuidar a otros cuando están en las últimas, ¿por qué no ibas a poder hacerlo en tu vida personal?. A pesar de todo, somos personas, sufrimos. Pero alguien tiene que hacerlo.
Me queda una semana de clase (teórica) y yo me me pregunto: ¿ya sé lo que tengo que saber?. Pienso que me queda infinito por aprender. Y lo aprenderé.
Banal es ver como se sobrevalora gran cantidad de cosas y se infravalora otras tantas. Presumir de felicidad en las redes sociales mientras tu vida se va convirtiendo en una montaña de mierda, pero total, qué bonito es aparentar. Donde hay más inestabilidad que en el gobierno de España.
Injusticias odias, por eso te quiero.
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