Tan solo pasaron cuatro años para que algo volviera a retorcerse en mi interior. Todo parecía complicado de afrontar hasta que un día creí haberlo hecho.
Cuatro años tuvieron que pasar para reconocer mis limitaciones, mi escasa capacidad de afrontamiento. No sé cómo escribir esto sin hacer uso de mi glándula lagrimal.
Quizá no fui la mejor persona, la mejor niña, ni la mejor mujer. Quizá te hice desquiciar muchas veces, más de las que me hubieran gustado.
A lo largo de mi vida siempre tuve una buena percepción de ti, me enseñaste muchas cosas, y te enseñé otras muchas. Me enseñaste a amar una tierra que forma parte de mí y a la cual, por suerte, pude conocer. Siempre me defendiste y siempre te defendí. Hice lo que mejor creí que podía hacer, lo que en todo momento creí correcto.
No creo que sea momento de culparme de nada ni de arrepentirme de lo que pude o no pude haber hecho, creo que no es la manera de actuar y eso solo nos produce más daño. Sé que me querías como yo también te quiero, aunque no lo mostrara siempre, pero siempre fue así.
Siento no haber estado ahí en los últimos momentos pero no fui capaz, no podía verte así y no hubiera sabido cómo soportarlo, no me siento preparada. Toda mi incapacidad psicológica para afrontar las cosas se vio reflejado en una burda entrada publicada hace poco en este mismo espacio.
Quizá sea una cobarde por no estar presente, pero quiero que sepas que no puedo y espero que me perdones por ello.
Todo queda en la bella teoría que te enseña a cómo afrontar los declives propios del curso natural de la vida, en eso. En teoría. Hoy a diferencia de hace cuatro años no ha cambiado nada, sigo huyendo y llorando en silencio donde nadie me ve. Por esto trato de expresarme como mierdamente puedo a través de estas pésimas líneas que tratan de definir un poco mi salud mental ahora mismo. Lo cierto es que tengo una mierda de salud mental, peor de lo que creí tener y va a peor; y todo esto con sus respectivas repercusiones a nivel hormono-fúngico.
Entiéndanme de por qué utilizo este medio para expresarme y por qué no lo hago a la cara.
Les diré el motivo: porque soy una cobarde psicológica.
Todos retrasamos lo que nos asusta o lo que nos hace sentirnos vulnerables. Procrastinar lo llaman los eruditos. Nosotros lo llamaremos ser humanos. Y como humanos pues tendemos a protegernos en nuestro ovillito ,como hace un armadillo, y eso no lo convierte en un animal cobarde sino en un superviviente. Todo tiene unos plazos, hay gente que necesita una semana y otra necesita un año, pero se acaba saliendo adelante. No te culpes y no te autocompadezcas, no solucionas nada con eso, intenta ver las cosas desde otra óptica y comienza a construir con los escombros de lo anterior.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de los hongos y el estrés, va muy bien las infusiones de orégano, tanto para la ansiedad como para antifúngico. La naturaleza es sabia.
Ánimo.
Muchas gracias por tus palabras!
ResponderEliminarA ver si te encierran en un manicomio :)))
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